Juan Arriola Mientras hay vida, hay esperanza

Biok (Los dos), 1990

También podría llamarlo “El Grito”.

El árbol quemado, con resto de crucifijo está en el salón: es el fin del ORDEN ANTIGÜO, muerte y desaparición de la Naturaleza natural y de la Humanidad humana. Bueno la verdad es que aún hay Humanidad, y Naturaleza, pero hay tanto de lo otro…que casi no queda otra que “el Grito”.

Hierro – madera (frío-calor, duro-blando…) materiales aparentemente contrapuestos que hace tiempo que  aprendieon a complementarse y caminar a la par.

He juntado un bloque de cemento (de los que usan las lavadoras como contrapeso), un tubo de escape de una moto y un tronco. Un poco como la estética de este mundo mundial donde encuentras seres de lo más variados unidos por los más impensables lazos: es la estética, p.e., de un inmenso basurero donde hay de todo en el mismo sitio y al mismo tiempo. ¿Qué los une? ¿El azar? ¿O el alcalde que ha dicho que todos los camiones para allá? Y, ¿qué más da, si al final surge buen rollo?

 

¿Qué dirá la silla viéndonos debajo?

Decimos: “mientras hay vida,  hay esperanza”. Creo que es más: la Vida ( la de la mínima hormiga, la de la perola magullada que yace en el basurero, la de los descartados de la sociedad… ), la Vida quiere vivir, y, si puede ser, un poco mejor.

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